A la hora de jugar al poker, conocer a nuestros adversarios se traduce en ser capaz de adivinar más o menos el tipo de cartas que tienen en la mano. Además, ese conocimiento nos servirá para nalizar y anticipar su forma de jugar, cosa que nos permitirá ganar muchas manos. Los perfiles son los siguientes:
El jugador pasivo
Su lema: "Para vivir feliz hay que vivir escondido". Es una roca. Nunca apuesta. Cuando su juego le parece suficiente, simplemente paga. Cuando su juego no es suficiente, se retira. Para ganarle hay que saber gestionar el tamaño del bote, según nuestra mano. Si nos sigue hasta el final, es muy probable que tenga una mano más potente que la nuestra.
El jugador sólido
Su lema: "¡Que gane el mejor!". Es alguien que juega poco (jugador conservador o tight), tiene un profundo conocimiento del valor de sus cartas. A priori, se tiene que evitar este tipo de jugador. Sin embargo, si hemos identificado a este tipo de jugador y conocemos su manera de apostar podemos pasar al ataque, ya que sus actos son razonables y, por lo tanto, previsibles.
El jugador suelto
Su lema: "¡All-in, baby!". Siempre busca la suerte. Esta clase de jugadores (loose) apuestan su dinero y dan espectáculo con cualquier tipo de manos. Es inútil esperar tener una mano muy potente para contestar a sus constantes agresiones, ya que simplemente con una mano decente podemos estar muy por delante suyo. Debemos hacerle creer que somos igual de provocador que él.
El jugador agresivo
Su lema: "¡Al ataque!". Jugará con nuestros nervios. No para de hacer apuestas con el fin de ganar la mayoría de manos. ¿Se cree invencible? Debemos demostrarle que no. Para ello esperaremos una mano decente y le daremos acción. Tenemos que enfrentarnos pocas veces a ellos; pero hacerlo cuando los botes sean importantes.
El jugador pasivo
Su lema: "Para vivir feliz hay que vivir escondido". Es una roca. Nunca apuesta. Cuando su juego le parece suficiente, simplemente paga. Cuando su juego no es suficiente, se retira. Para ganarle hay que saber gestionar el tamaño del bote, según nuestra mano. Si nos sigue hasta el final, es muy probable que tenga una mano más potente que la nuestra.
El jugador sólido
Su lema: "¡Que gane el mejor!". Es alguien que juega poco (jugador conservador o tight), tiene un profundo conocimiento del valor de sus cartas. A priori, se tiene que evitar este tipo de jugador. Sin embargo, si hemos identificado a este tipo de jugador y conocemos su manera de apostar podemos pasar al ataque, ya que sus actos son razonables y, por lo tanto, previsibles.
El jugador suelto
Su lema: "¡All-in, baby!". Siempre busca la suerte. Esta clase de jugadores (loose) apuestan su dinero y dan espectáculo con cualquier tipo de manos. Es inútil esperar tener una mano muy potente para contestar a sus constantes agresiones, ya que simplemente con una mano decente podemos estar muy por delante suyo. Debemos hacerle creer que somos igual de provocador que él.
El jugador agresivo
Su lema: "¡Al ataque!". Jugará con nuestros nervios. No para de hacer apuestas con el fin de ganar la mayoría de manos. ¿Se cree invencible? Debemos demostrarle que no. Para ello esperaremos una mano decente y le daremos acción. Tenemos que enfrentarnos pocas veces a ellos; pero hacerlo cuando los botes sean importantes.